La explotación de los demás animales es enorme, tan enorme que es muy difícil de comprender su magnitud. Está a su vez asociada a otra forma de explotación, la de las personas que trabajan en los centros de exterminio, en su mayoría migrantes o de muy bajos recursos, que se ven inducidas por un sistema que supo construir necesidades y normalizó la violencia. Nadie elige matar, ese es un rol necesario de un sistema miserable. En cambio los dueños de los mataderos y diferentes empresas de la muerte sí eligen dónde poner su dinero. La matanza de los demás animales es cruel desde todos los ángulos.
La cantidad de animales que se matan a nivel mundial está principalmente relacionada a la cantidad de grano que se cosecha. Para cosechar ese grano se devastan montes y selvas, se matan otros animales, antes de matar a los animales que se crían para matar. Muerte y más muerte, antes y después. La ganadería necesita espacio infinito en un planeta finito. La biodiversidad, que es sinónimo de vida, es invadida por monocultivos que envenenan la tierra y sintetizan las diferentes formas en la que ésta se representa.
La cantidad de animales que se matan a nivel mundial está principalmente relacionada a la cantidad de grano que se cosecha. Para cosechar ese grano se devastan montes y selvas, se matan otros animales, antes de matar a los animales que se crían para matar. Muerte y más muerte, antes y después. La ganadería necesita espacio infinito en un planeta finito. La biodiversidad, que es sinónimo de vida, es invadida por monocultivos que envenenan la tierra y sintetizan las diferentes formas en la que ésta se representa.
